El terremoto y el posterior tsunami ocurrido en Japón en días pasados, mueve a reflexión, sí a miedo, sí a asombro, sí a tristeza, pero también a reflexión. ¿Qué haríamos si pasara algo similar en nuestro país?
El terremoto del año 1985 marcó el inicio de la organización de la llamada sociedad civil, mostró la corrupción que imperó en la construcción de edificios y casas, la explotación de obreros y obreras, la simulación de las autoridades, la ineptitud de un presidente de la república, Miguel de la Madrid Hurtado, quien se quedó pasmado ante la magnitud del desastre.
Además de todo lo anterior, ese hecho marcó a nuestro país en donde la cultura protección civil era algo inexistente. Desde entonces se inauguró la costumbre de trabajar en la prevención, capacitación y simulacros para crear una cultura de protección ante nuestra realidad: somos susceptibles a que ocurra un nuevo sismo, a que tengamos que padecer los estragos de una catástrofe.
Las autoridades se han doctorado en simulación, hemos padecido varios desastres naturales y los muertos se han sumado a una lista en que la impunidad reinará y no habrá justicia. Se movilizan decenas de agentes, conductores de televisión, procuradores y los medios ante una niña que desaparece misteriosamente, pero la muerte de los pobres, de los jodidos, esa se puede olvidar sin mayor problema. Cuánta razón tiene AMLO al denunciar a la mafia en el poder.
En Veracruz han ocurrido desgracias naturales recientemente. Las inundaciones de los años 2008 y 2010 han sido sólo un aviso, algo peor puede ocurrir por los efectos del cambio climático. ¿Cuál es la cultura de protección civil que poseemos los mexicanos, especialmente los veracruzanos?
Se realizan simulacros en industrias e instituciones, los ciudadanos hacen su mejor esfuerzo pero las medidas de protección civil juegan al ritmo que marca la autoridad. El gobierno estatal se doctoró en simulación, en la lengua larga de Fidel Herrera Beltrán, en ocultar datos, en utilizar la desgracia para lucrar políticamente, en desviar despensas para uso electoral, en negar cualquier fallecido para gritar a los cuatro vientos que había saldo blanco, que la Cultura de Protección Civil de la Fidelidad era un éxito rotundo.
La última emergencia en Veracruz terminó siendo un enorme circo con Jar Jar Herrera (por la lengua larga) al frente: hablar y hablar sin resultados concretos.
En año 2008 tuve la oportunidad de coordinar el apoyo de Olmeca TV para entregar apoyos a la población más dañada en Minatitlán, Cosoleacaque y Las Choapas, una pequeña ayuda ante la carencia en que viven nuestros hermanos. En Minatitlán, era indignante recibir mensajes y llamadas de gente cercana a Guadalupe Porras para preguntar en qué colonia entregábamos apoyos, en qué comunidad, para que nos visitara algún ayudante de ella a supervisar a quién le entregábamos. Por supuesto, la mandamos a volar a pesar de sus amenazas de que nos iba a acusar con un tal Marcos.
Al modo de Fidel, la señora Porras presionaba hasta obtener que los reporteros esperaran pacientemente a que llegara con Cirito, su hijo, a entregar las despensas y posar para la foto. Las cocinas en los alberges no entregaban la ración de la comida correspondiente hasta que ella lo autorizara, hasta el último kilo de frijol, el litro de leche, los pañales, los zapatos, la ropa usada, todo, sólo se podía entregar hasta que ella apareciera con sus ayudantes y su hijo a tomarse la foto, a sonreír y a declarar interminablemente a que ella era benefactora de los pobres, casi casi se le creían porque para engañar, sí que salió buena la tal Porras. Esa era la Cultura de Protección Civil Fiel.
El año 2010 demostró que seguimos igual, sin prevenir, sin obras que en verdad ayuden a la población a evitar una desgracia mayor, con autoridades simuladoras, mentirosas y en el peor de los casos, tremendamente corruptas.
Japón vive en la desgracia a pesar de ser uno de los países más preparados en la prevención, con una fuerte cultura de protección civil. Claro, podemos culpar a la naturaleza pero, ¿y nuestra cultura de prevención?
Veracruz soportó el terremoto Fidel Herrera y Minatitlán el tsunami Guadalupe Porras. Me causa verdadera tristeza la corrupción que ha imperado entre autoridades salientes y las actuales, entre la impunidad de que negocien y perdonen a los responsables en caso de que ocurra una desgracia mayor. Si no se toman las medidas correctas desde ya, ante cualquier tipo de emergencia, la cultura de protección civil saldrá a relucir como una simulación más.
¿Que si llega a perder la vida alguien? Como ya lo dije, esos muertos pueden olvidarse, esos ya no votan, esos ya no importan.
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