02 junio, 2015

De pactos y elecciones

 

De pactos y elecciones

Jorge Luis Torres Marcos
@jltm68


Encuesta de Consulta Mitofsky

Dentro de algunos años, se leerá en los libros de texto que una nueva etapa de nuestro país, inició con la firma del Pacto por México.

En ocasiones, la suma de acuerdos para realizar reformas es una tarea ingrata. Nuestra trastocada democracia no resistió con éxito ésta prueba, los partidos que impulsaron las reformas en el Congreso terminaron desgastados y con conflictos internos.

No voté por Enrique Peña Nieto, pero creo que en términos estrictamente legislativos, su gestión ha resultado la más exitosa de la vida moderna de México. Si usted está de acuerdo o no con las reformas realizadas, eso es otro cantar, sólo me refiero a la astucia de sus negociadores para sacar por la vía legal (probablemente no legítima) una serie de cambios que por muchos años se habían planteado en nuestro país.

PRI, PAN y PRD ganaron y perdieron casi a partes iguales; en otros sistemas democráticos, éstos acuerdos se desarrollan por la vía parlamentaria, la población se informa y evalúa a los partidos y en la siguiente elección los premia o castiga de acuerdo a lo que consideran que fue positivo o negativo para el país. Repito, en otras democracias.

El desgaste de las reformas estructurales ha recaído en el PRI y en Enrique Peña Nieto. Durante los dos sexenios panistas, del 2000 al 2012, algunas de éstas reformas fueron planteadas, pero el PRI administró sus tiempos y la sombra de AMLO permeaba en las decisiones del PRD, con lo que no habían las condiciones para un consenso entre las tres fuerzas mayoritarias del país. Así, tuvo que llegar EPN a la presidencia de México para realizar las reformas estructurales y  los cambios necesarios a la Constitución para adecuarlas al marco legal. La firma del Pacto por México se ha comparado, por ejemplo, con la etapa más importante de cambios en España, a partir del Pacto de la Moncloa.

Dos reformas han sido las más cuestionadas: la Energética y la Educativa. La primera cayó en mal momento, la expectativa de bonanza por la apertura a la iniciativa privada de nuestra riqueza petrolera, se ha venido abajo por la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos. La segunda reforma terminó en letra muerta al haberse suspendido recientemente la evaluación de los docentes, probablemente a causa de las malas proyecciones electorales que observaron en Los Pinos.

Las reformas terminaron siendo un motivo para las protestas y reclamos, la movilización de maestros y estudiantes, el rechazo social. Al parecer, éstas medidas no fueron correctamente explicadas, no dieron los resultados que la gente esperaba o bien, a la población no les interesan las reformas sino lo inmediato: trabajo, empleo, seguridad.

A diferencia de España, en nuestro país se avanzó en el Pacto pero dejó de lado la premisa fundamental: avanzar en la reforma política que requieren los ciudadanos en México: rendición de cuentas, combate a la corrupción, transparencia, apertura de los medios, entre otras medidas.

El sistema de partidos tiene cansada a la sociedad, nuestra democracia es cara, una de las más caras del mundo, en todos los partidos gobierna una cúpula, no se premia a la militancia, los políticos saltan de un cargo a otro y de partido en partido, no informan de sus gastos, aunque lo que los mantiene son nuestros impuestos.

Guerrero y la ciudad de Iguala eran gobernados por el PRD. Existía la denuncia de que el alcalde, cobijado en sus complicidades,  había asesinado a un líder social, esposo de una regidora; posterior al asesinato de los estudiantes, el alcalde huyó con su esposa y el gobernador pidió licencia. Todo el hartazgo de Ayotzinapa se lo cargaron a Enrique Peña Nieto, culpándole de ser el responsable de una acción protegida desde el Estado.

Escándalos por corrupción, filtraciones, las Casas Blancas, los yates, los helicópteros terminan cansando a la población que día a día sufre el mal estado de la economía y de la seguridad.

Así, éste proceso electoral puede ser un referéndum al partido en el poder, pero probablemente también a todo el sistema político mexicano.

En elecciones intermedias se prevé baja participación, por lo cual es una elección de estructuras. De los nueve partidos políticos, es muy probable que desaparezcan cinco: PES y Humanista seguro dirán adiós, PT no llega al 3%, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza confían que las encuestas más recientes se cumplan. 

Puede consultar la Encuesta de Mitofsky.

Manchadas las manos de sangre, el PRD verá caer su votación por la creación de MORENA; el Verde podrá subir su porcentaje aún y cuando ha violado reiteradamente la ley; el PRI, en el desgaste normal de dos años y medio sin los resultados esperados y el PAN seguirá como segunda fuerza, en el papel de ser oposición después de 12 años en el poder, tratando de superar su división interna.

El domingo 7 de junio tendremos la oportunidad de expresar nuestro voto, en un sistema de partidos que, al parecer, no podrá sobrevivir sin cambios profundos.

En el sur

A un día de terminar las campañas, se definen los escenarios en los distritos del sur de Veracruz.

Coatzacoalcos va el asunto entre Nahle de MORENA, Gloria Santos del PAN y Bringas del PRI-Verde.

Cosoleacaque se va a dirimir entre Cirilo del Verde-PRI y Mr. Rodeo del PRD.

Minatitlán entre Claudia Aguilar del PAN, Sáenz del PRI-Verde y Soberano del PT.

Minatitlán

Guerra de lodo, divisiones internas, traiciones, estructuras que se venden a uno y otro partido, hartazgo, señalamientos por corrupción, inexperiencia, evasión de impuestos… ha habido de todo en ésta campaña que concluye en Minatitlán.

Claudia Aguilar es una propuesta ciudadana, le suma la campaña nacional del PAN –la mejor, en términos de comunicación política, a mi parecer-; después de un arranque discreto, apretó al final de la contienda con la intención de ser la opción que concilia entre la confrontación que tienen PRI y PT.

De José Luis Sáenz se menciona que es la mejor carta que tenía el PRI, -yo creo que era la única-, desde que pide licencia a la alcaldía sabía que padecería traiciones internas, -algunas más cercanas de las previstas-, confía en su estructura, esa maquinaria que resuelve elecciones en dos meses.

Javier Soberano ha captado parte del hartazgo social, ese hartazgo que no ha encontrado un líder después de Amado Guzmán García y Pablo Pavón Vinales. Limitado en su lenguaje, sumó a su causa a Renato Tronco, quien le puede sumar fuera de Mina, no en la cabecera.  Desde hace dos semanas se le ha visto un declive, después del mazazo mediático que le señaló como evasor de impuestos.

Con calma le entraremos a analizar campañas y propuestas.


NOTA: Dos años de ausencia, esperemos que no se repita.

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