He leído varias telenovelas…
Enrique Peña Nieto
Precandidato único del PRI a la presidencia de México
Bastó que lo testerearan tantito el cacumen, que lo sacaran del guión para que Enrique Peña Nieto se mostrara tal cual es.
Unos minutos en que solito se fue enredando en su propio error, en su propia lengua, en su propia mentira, en su demostrada estupidez. Cuatro minutos fatales.
Ya le había ocurrido en alguna ocasión.
Cuando tuve la oportunidad de analizar las notas diarias en un programa de televisión de Coatzacoalcos, me animé a mencionarlo. Acababan de pasar ocurrir graves inundaciones en el estado de México, Peña Nieto tardó horas muy valiosas en irse a visitar a los damnificados.
A la hora de la entrevista con los reporteros, se le vio miedoso, apanicado, vulnerable. Sus respuestas dejaban mucho que desear, no profundizaba en dar soluciones, fue su primera prueba no superada.Peña Nieto es nuestro Ronald Reagan, nuestro George Bush. Si le ponen un apuntador, si le escriben el discurso, si lo ensaya y le hacen preguntas fáciles, nos lo muestran como un todólogo, un experto, de esos productos tipo Javier Duarte, Beto Borge o Rodrigo Medina. Maquillado, perfumado, peinadito, le gusta hablar si está frente a un auditorio dócil. Si jugara béisbol, sería el rey de las bases por bolas.
Pero este error apenas iniciando el proceso electoral, le irá calando. Lo muestra tal cual es: un producto de Televisa, una mentira, un títere más, la cara bonita con la esposa bonita y su peinado bonito, el papucho peinado con gel que será, tal y como ya lo han mostrado otros personajes, el muñeco Pimpón de los monopolios de este país, de la mafia priísta, apoyado por la mafia sindical, por los que han endeudado y robado impunemente.
Pobrecito Enrique, si quería fama, ya la tiene. Dejó en el ridículo a Ninel Conde, a Fox y al Chavo del Ocho.
En esta lamentable situación, Peña Nieto y sus asesores cometieron varios errores. El primero de ellos fue minimizar el hecho: ¿Un candidato no puede cometer un error? ¿No se le perdona a alguien que olvide los autores de un libro? ¿Todos los que lo criticamos hemos leído a Fuentes, Krauze y conocemos la Biblia del Génesis al Apocalipsis?
No, no se trata de eso. Mostró que no sabe improvisar, no tiene muchas ideas propias.
Desafortunadamente los mexicanos estamos acostumbrados a vivir así: mal de muchos, consuelo de tontos.
El error es de una proporción mayúscula porque, ¿Acaso no se puso a pensar que eso le preguntarían? Carlos Loret de Mola menciona en su columna del 6 de diciembre el equipo de avanzada de Peña Nieto preguntó acerca de qué clases de preguntas le harían.
Pero Enrique Peña Nieto, acostumbrado a estar con el Chef Oropeza y los programas de Televisa, no acostumbra usar el cerebro con mucha energía.
Nuevamente, como aquél episodio de las inundaciones que le comenté, tardó horas en contestar. Seguramente minimizó el efecto de las redes sociales y tuvo que reaccionar después de horas en que era la burla de los usuarios al Twitter y Facebook. Enrique Peña Nieto seguía pasmado.
Posteriormente, la reacción de su hija al retuitear un insulto de su novio, no puede quedarse como si cualquier cosa. Decirnos pendejos a todos los que nos burlamos, no es cosa menor. Justificarla por la edad, es tonto.
La hija de Peña Nieto muestra lo que piensan de los que no vivimos en la opulencia como ellos, de los que no tienen guaruras a la puerta y viajan al extranjero a la menor provocación. Muestra la imagen que tienen de los jodidos, de los pobres, de los necesitados, de los que toman el camión todos los días, de los que sudan, de los que comen tortillas y los tacos de la esquina si bien les va. Aborrece a los que se levantan a las 5 de la mañana, no a correr, sino a trabajar al campo o a la fábrica, a las que van a dejar a sus hijos a la escuela y luego a trabajar, a los choferes de autobús o taxi, a los que tienen deudas y se truenan los dedos cada vez que hay que pagar.
Ellos son los PRIcos, nosotros somos los proles.
Lo que olvida esta niña, (que muestra la educación que ha mamado en su casa) es que esos proles son los que, -por convicción o por necesidad-, han votado por el partido por el cual su papi con gel quiere llegar a Los Pinos y que el PRI vuelva a robarnos impunemente.
Esos pendejos y esos proles se han expresado así porque hay gente que se harta de ver a su papi en la pantalla rodeado de ladrones y aún así quiera vernos la cara. Hubo un pretexto y se la cobraron, de eso se tratará esta campaña, de que hay mucha gente (sobre todo jóvenes) que tiene opinión y se indignan de esa manera.
Todos decimos algún insulto, claro. La diferencia es que –aunque no justifico que se le insulte a nadie- nosotros no buscamos la presidencia de un país ni mostramos una falsa imagen para que voten por nosotros.
Para rematar, la hija de Peña Nieto reactiva su cuenta de Twitter por la noche de ese día fatídico y expresa una disculpa: “Mi intención con ese RT no fue ofenderlos”.
¡Ah chingá!
Ahora resulta. Si AMLO propone la República Amorosa, Enrique Peña Nieto propone la República Pendeja.
O sea que llamarnos proles y pendejos no era para ofendernos. ¿Era para alabarnos?
Claro, hay que aclarar que seguramente le obligaron a disculparse y posteriormente le borraron la cuenta. La quitarán el Ipad, no le comprarán auto nuevo en diciembre y las tarjetas de crédito quedan decomisadas. Nada de paseos en la nieve en Europa, nada de nuevo abrigo de visón. “Para la cena del 24, no tendrás Möet Chandon sino sidra Copa de Oro.”- le habrá dicho La Gaviota.
La niñita deberá aprender que PRImero hay que llegar a Los Pinos y robarse lo que quede y luego nos manda a volar al resto de proles.
Esa es la República EPNdejada que nos promete Enrique Peña Nieto.
¿O acaso lo dudan? ¿No vivieron ya una película parecida de un candidato inútil con Javier Duarte de Ochoa?
La anécdota
Lugar: restaurante de Plaza Forum en Coatzacoalcos. Terminaba de desayunar un día de junio de 2010. Se me acercó una señora muy amable, respetuosa pero muy directa.
-“Oiga, ¿Usted es cercano a Marcos Theurel?”
-“No, he cruzado en tres ocasiones un saludo pero no, no somos cercanos”.
-“Y le podría dar un recado?”
-“Bueno, si usted gusta, le puedo decir a alguien cercano a él lo que usted me comente” –le contesté.
“-Dígale que si quiere encubrir las cosas, que busque a otra novia, después de su esposa, tiene que buscar algo mejor, ¿no cree?”
Opté por el silencio.
-“Su esposa sí que era y es una dama, todos la conocemos muy bien, pero esa novia que trae, sus moditos y la fama que se carga su familia empezando por su mamá, le va a quitar votos”.
La señora se despidió y se fue.
Si esta dama sigue viviendo en Coatzacoalcos, seguramente no votará por el remedo de Lady Gaga si es que la imponen como suplente de Joaquín Caballero Rosiñol. Y como van las cosas en Veracruz, tampoco será un paseo la próxima elección.
Javier Duarte no ha contestado qué lee, pero sí hemos leído sus tuits. Nos había dejado tranquilos dos meses, pero ya regresó a las andadas en esa red social.
Me pongo a pensar si no se van a dar cuenta jamás que lo que Dios no da, san Pedro no lo presta.
Un comentario
Al fin y al cabo, no me preocupa mucho que a Enrique Peña Nieto se le olviden los títulos de los libros.
Lo que me da verdadero pavor es que al pueblo de México se le olvide cómo gobernaba y gobierna el PRI.
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