02 agosto, 2011

Solalinde en Puebla

Mi presencia en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción fue fortuita.

Hace muchos años que, bajo las enseñanzas del padre Modesto Juárez Delgado (QEPD) aprendí a solidarizarme con los más necesitados, "los más jodidos" les decía él.

Así, desde que supe que el padre Alejandro Solalinde estaría en Puebla, busqué la manera de ayudar.

El domingo muy temprano acudí con mis hijos a la parroquia, preguntamos qué necesitaban y a qué hora se retirarían de Puebla. Acudí posteriormente a la iglesia de San José Chapulco a solicitar apoyo y con mi familia comencé a recolectar ropa y comida.

Llegamos a la Parroquia de la Asunción aproximadamente a las 3:45 de la tarde, contentos de llevar varias bolsas de ropa y comida preparada, al menos con algo podríamos ayudar. Entramos a la casa parroquial,  el Padre Solalinde estaba con un megáfono en la mano expresando unas palabras que llegaban al corazón:
"ustedes hacen historia, no sé si lo entiendan por completo, pero con su presencia, con su voz, ustedes están haciendo historia para que volteemos a verlos, para que no sigamos cerrando los ojos, para que éste país y sus países de origen, pero sobre todo México, sea menos ojete. Disculpen la palabra pero sí lo decimos en México, creo que nos hemos comportado de manera ojete al dejarlos morir, al cerrar nuestros ojos a lo que les ha sucedido, desde abandonar su país, desde arriesgar su vida hasta permitir que los secuestren y los maten".

Recordé a ese sacerdote de mi niñez, a aquél que proclamaba que "la liberación empieza desde aquí, desde la tierra;. el peor pecado es el pecado social, aquél que hace que nos valga madre la situación de injusticia, la indiferencia ante un sistema que arrasa con todo: valores, solidaridad, familia. El peor pecado: el egoísmo, estamos viendo la injusticia y cómo se explota a nuestros hermanos y cerramos los ojos -mientras a mí no me afecte-... pero eso sí, el domingo estamos en misa" -nos decía.

Solalinde daba recomendaciones a los migrantes si es que llegaban a Estados Unidos, que no sólo pensaran en ganar dinero sino en hacer algo mejor con su vida, en ser solidarios, en que "luchen por cambiar las cosas, que cada día éste mundo sea menos ojete", -insistía. 

Decidimos ir a buscar la ropa y la comida, al salir, la sorpresa. Un aparatoso operativo policiaco. Cerrados los accesos a la calle, patrullas, motocicletas, uniformados con armas largas, gritos, torretas encendidas.

Rodeados dos vehículos: una Explorer guinda y una camioneta pick-up blanca.

"Nos dijeron que tienen armas", señalaba un policía. "Sí, hay una denuncia y nos dijeron que adentro de la parroquia también tienen" -señalaba otro.

Uno de los coordinadores de la marcha, proveniente de Tabasco quería acercarse a las camionetas y explicar  que sí, que había unos escoltas comisionados para cuidar al padre Solalinde.

Un policía gordito se le puso enfrente: "No puedes avanzar, retírate, hazte para atrás" -gritaba. Arma en la mano, gafas oscuras, metido en su papel de súper policía no entendía razones.

"¿Por qué la agarra sólo contra él?" -me preguntaba a mi mismo. Varios espectadores tomábamos fotos y las subíamos a Twitter, llamábamos a amigos, nos acercábamos a donde estaba el comandante (que nunca quiso identificarse) pero el gordito la traía con el tabasqueño. ¿será porque era morenito y calzaba huaraches?

El padre Solalinde ya estaba al lado de sus escoltas y explicaba qué estaba haciendo ahí, de dónde venía, por qué traía escoltas. 
Los escoltas enseñaban su oficio de comisión, mencionaban sus razones, sus motivos.
El comandante y otros auxiliares hablaban por radio, pedían instrucciones y se quedaban viendo con cara de "te la voy a partir" a los fotógrafos que estábamos ahí de chismosos, tratando con ésta función de ser solidarios y explicar que estaban cometiendo un grave error.

Finalmente los escoltas mostraron las armas, éstas se encontraban guardadas en la cajuela de la camioneta, tapadas por bolsas y mochilas, nunca estuvieron los escoltas con las armas en la mano.

Los policías con actitud de guardias de camioneta de valores, seguían en lo suyo.

El comandante solicitó al Padre Solalinde que se identificara, éste le mostró sus credenciales. 
Siguieron las lllamadas  por radio, las instrucciones.

Finalmente el Comandante Sin Nombre  dijo las palabras mágicas: "Nos tendrán que acompañar con mis superiores"

El padre Solalinde no lo pensó dos veces."Si los va a detener, voy con ellos, son mis escoltas"
El Comandante se resistió pero tal vez que ya no quiso exponerse más al ridículo y accedió.  
Un escolta, el comandante, El Padre Solalinde y un reportero se subieron a la camioneta y se retiraron a Rancho Colorado, la sede la la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito de Puebla.
Atrás de ellos, varios vehículos, los escoltas en lo suyo

A las 4:50 se trasladó el convoy a la sede de la policía. 
El Padre Solalinde regresó a las 6 de la tarde a la Parroquia de la Nuestra Señora de la Asunción.

Saludó al Padre Gustavo y pidió un té, manifestó que quería descansar un poco, le sorprendía que, después de los peligros que pudo haber pasado en Tabasco y Veracruz, fuera aquí en Puebla donde ocurriera éste hecho.

¿Dónde estuvo el error?
¿De verdad nadie sabía que el padre Solalinde venía a Puebla?
¿No tenían idea de quién es?
¿No sabían que traía escolta?

¿Acaso conocerán la trayectoria del padre Solalinde, su lucha a favor de los derechos de los migrantes y los peligros que corre por el trabajo que realiza?

¿Podrían pensar que al quitarle las escoltas o retirarles las armas, Solalinde podría quedar a merced del crimen organizado?

¿Falla la Inteligencia en esta ciudad?

Me quedan dos reflexiones:

Una señora, vecina de la parroquia, se acercó a ver qué pasaba. "Cuando los necesitamos,q ue los mariguanos están tomando en el parque o méandose a la calle, la pinche policía nunca viene, les llamamos y les llamamos y nada, pinches ojetes. ¿Por qué se meten con el señor cura que realmente hace algo por los pobres?

Tal vez los policías debieron entrar a la casa parroquial y escuchar las palabras de Solalinde "Buscar que éste país sea menos ojete"















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